Democracia Socialista demanda la cancelación de la deuda por los estragos del huracán Fiona

Democracia Socialista demanda la cancelación de la deuda por los estragos del huracán Fiona
En su lugar, los fondos estatales deberían destinarse para incentivar la economía y la agricultura
(San Juan, Puerto Rico – 20 de septiembre) Ante los estragos que ha dejado el huracán Fiona en Puerto Rico, la organización política Democracia Socialista entiende que se hace necesario que el gobierno exija la cancelación de la deuda debido al cambio de circunstancias. Esto permitiría destinar los recursos que irían al pago de la deuda en la reconstrucción de la infraestructura, los servicios esenciales y el desarrollo económico, incluyendo la agricultura.
“La doctrina de cambio de circunstancias hace referencia a que el contexto se ha transformado a tal grado que el ente deudor no podrá cumplir con los acuerdos que hizo previamente, sin menoscabar sus responsabilidades esenciales”, explicó Jorge Lefevre Tavárez, miembro de la Comisión Política de Democracia Socialista.
“Distintos sectores, incluyéndonos, indicamos que la tragedia del huracán María hacía necesario que el gobierno impulsara esa doctrina, para promover la cancelación de la deuda, con todo el derecho de ley y la razón. Eso hubiese permitido que, en lugar de destinar grandes recursos del país al pago de la deuda, se habrían utilizado para la reconstrucción y el desarrollo económico. En su lugar, el gobierno continuó haciéndole el juego a los intereses de los bonistas”, afirmó Lefevre Tavárez, a la vez que señaló la incapacidad del gobierno para nombrar los servicios esenciales.
“El gobierno de Puerto Rico el año pasado aprobó la Ley 53, haciendo viable el Plan de Ajuste de Deuda que negoció la Junta de Control Fiscal a nombre del pueblo de Puerto Rico. Pero el paso del huracán Fiona, y la destrucción que ha dejado, obliga que se retome la doctrina de cambio de circunstancias”, sostuvo Natalia Santos Orozco, también miembro de la Comisión Política de Democracia Socialista.
“Los $1,150 millones anuales que se van en el pago de la deuda del gobierno central podrían ahora destinarse a la infraestructura, como la vivienda, o al desarrollo económico e incentivar, por ejemplo, la agricultura, que ha quedado devastada por el huracán. Mientras sectores importantes de la juventud promueven un renovado desarrollo de la agricultura, que pudiera ser el inicio de toda una industria agrícola eslabonada, se encuentran con la dificultad ante el acceso de tierras y de capital. Esta sería un área importante de desarrollo económico que pudiera aprovecharse si se cancela la deuda”, continuó.
La organización añade que su propuesta de cancelación de la deuda no se limitaría a los bonos de Obligación General.
“Aprovechemos que la deuda de la Autoridad de Energía Eléctrica se litigará en los tribunales, para exigir su cancelación en ese espacio. De paso, devolvamos a manos públicas la Autoridad e iniciemos una transición acelerada hacia la generación de energía solar, algo imposible mientras esté en control de manos privadas. Aprovechemos, también, las negociaciones que se dan sobre la deuda de la Autoridad de Carreteras y Transportación, para exigir su cancelación. Así, detendremos los aumentos en los peajes, que se querían negociar para los próximos 40 años”, finalizó Santos Orozco.
El pasado mes, Democracia Socialista celebró su Primer Congreso, donde se reafirmó como una organización ecosocialista, comprometida con impulsar un desarrollo económico cónsono con el ambiente y las necesidades del pueblo trabajador.
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Sobre la situación en Cuba. Defender y renovar la revolución.

1. El capitalismo, construido sobre la desigualdad y la competencia, impulsado por la búsqueda de la ganancia privada para unos pocos, representa hoy, más que nunca, una amenaza a la supervivencia de la humanidad. Ninguno de los problemas urgentes que enfrentamos, empezando por la amenaza de la crisis climática, pueden resolverse respetando las reglas del capitalismo.

2. El triunfo de la revolución cubana en 1959 y su evolución hasta el derrocamiento del capitalismo ha sido uno de los grandes momentos de la lucha de la humanidad por una sociedad más justa.

3. Los logros de la revolución en terrenos como la salud, la educación, la garantía de empleo y de satisfacción de necesidades fundamentales son conocidos e innegables, a pesar de su reciente erosión en condiciones de aislamiento extremo y bloqueo incrementado. Su solidaridad con las luchas por la justicia en el mundo ha sido constante. La transformación de las mayores fuentes de riqueza en propiedad pública y la creación de una economía planificada sientan las bases necesarias (no suficientes, por supuesto) para superar los males del capitalismo.

4. Por atreverse a hacer una revolución socialista, Cuba ha sufrido el ataque, la agresión y el bloqueo del imperialismo desde el primer momento. Desde hace sesenta años, destruir la revolución y restablecer el capitalismo en Cuba ha sido un objetivo constante de la mayor potencia imperialista, vecina de Cuba. Para esto ha contado con sectores militantes del exilio cubano, que han alcanzado una influencia nada despreciable en la política en Estados Unidos. Cuba ha resistido heroicamente. A partir del colapso de la Unión Soviética y sus gobiernos aliados, esa resistencia se ha dado en condiciones de aislamiento aún más asfixiantes.

5. El recrudecimiento del bloqueo en años recientes (más de 240 medidas y la infame inclusión de Cuba en la lista de países que “fomentan el terrorismo”) demuestra que el imperialismo ha visto la pandemia de la COVID-19 y su impacto económico y social como el momento para lograr el anhelado objetivo de destruir la revolución cubana. Por eso, al impacto de la paralización del turismo y de las aumentadas exigencias de gastos de salud impuestas por la pandemia, ha sumado medidas para intensificar el bloqueo, en el momento de mayor necesidad y vulnerabilidad, con el objetivo de empeorar al máximo las condiciones de vida en Cuba. De igual forma, todo indica que ha tomado o estimulado acciones para promover protestas y otras expresiones contra el gobierno. De sus aliados en Miami han venido los llamados al saqueo, a matar policías y la avalancha de fake news que hemos podido ver.

6. La perspectiva del imperialismo o sus agencias parece que es lograr una de varias posibles situaciones

a) Generar un “estallido” (para usar una palabra que circula por las redes) que provoque la caída del gobierno y conduzca a la restauración capitalista con rápido y masivo apoyo imperialista.
b) Generar con el “estallido” una guerra civil o enfrentamiento violento de fuerzas, que propicien una intervención externa, con resultados similares a la primera alternativa, aunque no tan rápidamente.
c) Provocar una represión brutal y masiva ante la amenaza de las opciones a y b, represión que seguirá minando los niveles de apoyo del gobierno y aumentará su aislamiento, provocando a largo o mediano plazo las situaciones a y b.

7. Cualquiera de esos “escenarios” sería un desastre para la revolución cubana y, por tanto, para la lucha antiimperialista y revolucionaria en América Latina y el mundo. Evitarlos es tarea urgente y prioritaria de todos los antiimperialistas y revolucionarios, dentro y fuera de Cuba.

8. Para lograr sus objetivos el imperialismo intenta manipular y reclutar para sus fines el descontento que existe en Cuba con la situación del país. Ese descontento es real. Los provocadores o agentes externos o internos que puedan estar actuando intentan aprovecharlo, pero no lo inventan. Por eso, reducir las protestas recientes a acciones del imperialismo o de “mercenarios” es un error. Esas protestas expresan también un malestar muy difundido, que es necesario atender urgentemente si se quieren bloquear los planes imperialistas.

9. A costa de simplificar, podemos decir que el malestar y el descontento tiene dos fuentes o dos raíces. La primera es la angustiante situación material (la carencia de productos, las colas, los apagones, la precariedad de la vida diaria) ya mencionada, que se prolonga y que, peor aún, se agudiza. La causa fundamental (no la única) de esta situación agobiante sigue siendo el bloqueo que recientemente se ha recrudecido. Su objetivo es claro: provocar el rechazo generalizado al gobierno y lograr el llamado “cambio de régimen”. En ocasiones, al analizar la situación de Cuba, el problema del bloqueo se menciona, pero no se toma en cuenta realmente. Como plantean algunos analistas, ha durado tanto que se le naturaliza o normaliza. No se puede caer en ese error: la intensidad y duración del bloqueo a Cuba no tiene precedentes. Para los que sabemos y entendemos que el socialismo no es posible en un solo país, mucho menos en un país relativamente pequeño y aislado, el hecho del bloqueo y su impacto en las opciones de Cuba no puede perderse de vista. Por lo tanto, la lucha contra el bloqueo, el apoyo solidario a Cuba (en la medida que pueda darse) es tarea urgente que debe continuar. Hay que denunciar la hipocresía de gente como el Presidente Biden, que dice preocuparse por la situación del pueblo cubano, a la vez que perpetúa el bloqueo, principal responsable de esa situación de carencias extremas. Cuando se expresa preocupación por la situación del pueblo cubano y a la vez se apoya o se perpetúa el bloqueo se demuestra que no se trata de preocupación por el pueblo cubano, sino de enarbolar esa preocupación para justificar la intervención.

10. Sin embargo, las causas del malestar y el descontento en Cuba no pueden reducirse al impacto del bloqueo y la agresión imperialista. Existe igualmente una inconformidad creciente y justificada por la falta de espacios para el debate abierto sobre los problemas que el país enfrenta y cómo atenderlos, sobre las políticas adoptadas por el gobierno y sus impactos; inconformidad con el monolitismo de la esfera pública y de los medios de comunicación y por la regimentación y vigilancia o tutela sobre la actividad creadora, por la criminalización y estigmatización de toda crítica como proveniente del enemigo. En Cuba existen mecanismos de consulta al pueblo y de cierta participación, pero son evidentemente insuficientes. Algunos existieron y se han debilitado. Es urgente que este malestar se atienda. Negar esto a nombre de “defender la revolución” no es defender la revolución, es hacerle más fácil el trabajo a la contrarrevolución y el imperialismo.

11. Este punto es necesario subrayarlo: si la revolución no logra incorporar esas inquietudes democráticas a sus instituciones, entonces esas inquietudes se expresarán contra esas instituciones y eso, precisamente, es lo que desea provocar el enemigo imperialista. La burocratización y el monolitismo también socavan las revoluciones y conducen a alguna variante de los tres escenarios que presentamos anteriormente.

12. Es cierto que situaciones extremas de aislamiento y agresión pueden justificar la suspensión de aspectos de lo que debe ser la norma de una democracia socialista. Pero incluso en esos casos es importante tener clara esa norma, pues sigue siendo nuestro horizonte. ¿Y cuál es esa norma para los socialistas revolucionarios? Dicho rápidamente: El socialismo y la transición al socialismo suponen el gobierno de la clase trabajadora y la propiedad colectiva de las fuentes más importantes de riqueza, que permite la creación de una economía planificada con acuerdo a las necesidades del pueblo, determinadas por el pueblo mismo. Estas ideas se afirman claramente en los Artículos 18 y 20 de la Constitución de Cuba, entre otros [1]. Pero, concretamente, ¿cómo puede gobernar la clase trabajadora? ¿Cómo puede decidir qué política tributaria o monetaria o salarial se debe adoptar, o a qué sectores económicos se les debe dar prioridad, o qué servicios deben ser gratuitos o cuáles se deben cobrar o qué rol debe tener la pequeña empresa privada, entre muchos otros temas? Como único puede la clase trabajadora decidir sobre estos temas es a través del debate, la discusión pública, la circulación de posiciones y propuestas distintas, la posibilidad de asociarse para promover determinadas posiciones, la elección de delegados según las posiciones que han asumido. Estas libertades (de expresión, prensa, asociación) no son libertades burguesas, como a veces se dice; son libertades obreras, son libertades socialistas. En último análisis esto corresponde al hecho de que el socialismo es mucho más que un gobierno que se ocupa de las necesidades de la gente. Es un proceso de autoemancipación, que requiere, por tanto, la libre participación de los protagonistas de ese proceso. Es más, solo en la medida que se da esa participación podrá responder plenamente a las necesidades de la gente.

13. En ausencia de una democracia socialista, la gestión económica se hará a través de una mezcla de dirección burocrática y mecanismos de mercado. A corto plazo, esa mezcla puede tener ciertos logros; a mediano plazo limita tremendamente el potencial de una economía no-capitalista y a la larga desarticula la economía planificada. La democracia socialista y la autogestión en las empresas son partes esenciales de una economía planificada saludable. En su ausencia la gestión económica (en búsqueda de mayor eficiencia, disciplina laboral, etc.) se convierte en un vaivén de aperturas al mercado, seguidas de nuevos controles administrativos, seguidos de nuevas aperturas al mercado… Es un intento de cuadratura del círculo, pues falta la pieza necesaria de la participación democrática en el estado y la empresa. Esa es precisamente la lección de la historia de la Unión Soviética y de su colapso, colapso que no fue resultado de la intervención militar, sino de la descomposición interna del régimen burocrático y del hecho de que el pueblo perdió todo apego a las instituciones existentes.

14. No se trata de exigirle una democracia ideal a la Cuba asediada, pero sí de tomar las medidas para que el descontento legítimo y para que las distintas opiniones sobre cómo enfrentar los problemas puedan debatirse y decidirse. Las acciones violentas, las agresiones o destrucción de instalaciones deben ser sancionadas. Pero no debe reprimirse la expresión de ideas o de opiniones divergentes. No hay duda de que el bloqueo, la agresión y la necesidad de enfrentarla condicionan y limitan las opciones económicas y políticas en Cuba, pero dentro de esos límites impuestos por el asedio hay, sin embargo, más de una opción y alternativa de organización política y económica.

15. Entre antiimperialistas, revolucionarios, socialistas y comunistas pueden existir y existen posiciones distintas sobre cómo enfrentar problemas como el rol del mercado en la distribución de bienes, o de las inversiones externas o la política salarial o tributaria, o la distribución de recursos entre sectores (como el turismo y la agricultura), entre muchísimos otros problemas. En Cuba hay muchas voces socialistas y patrióticas, pero críticas y descontentas con las políticas vigentes. Son voces marxistas y antiimperialistas. Nada gana la revolución haciéndolas vivir en una zona gris entre el reconocimiento o la ilegalidad. Se puede estar de acuerdo con unas y en desacuerdo con otras. Pero es necesario abrir el espacio para que se escuchen y respeten. La unidad tiene que incluir esa diversidad. En Cuba se respeta la circulación de ideas religiosas, algunas de ellas con marcado carácter conservador. ¿Acaso no debe existir igual espacio para la circulación de propuestas con referentes en la rica y diversa tradición marxista? El estudio del marxismo, presentado como doctrina cerrada y acabada, se convierte rápidamente en rutina poco atractiva, incapaz de generar entusiasmo o interés. El marxismo siempre ha florecido en debate con otras corrientes cercanas y lejanas y en debate consigo mismo. Tan solo ese marxismo abierto, que posee tan rica y poderosa historia, puede conquistar o recuperar el interés sobre todo de nuevas generaciones que ahora lo ven como una doctrina fosilizada y acartonada. No reconocerlo no es defender el marxismo sino debilitarlo.

16. Si bien el bloqueo es la causa esencial de las dificultades materiales, no es la única. También pueden señalarse errores de las políticas económicas en Cuba (por ejemplo, el posible sobre énfasis en el sector del turismo, a cosa de otras áreas, como la agricultura, etc., o la manera en que se ha implementado la “Tarea ordenamiento”). Tales errores son inevitables en todo proceso revolucionario, máxime en situaciones extremas, pero esos errores son también más fáciles de evitar o de corregir en un ambiente de debate más abierto. Tómese, por ejemplo, el punto (h) del Artículo 32 de la Constitución que señala que el Estado “promueve la libertad de creación artística en todas sus formas de expresión, conforme a los principios humanistas en que se sustenta la política cultural del Estado y los valores de la sociedad socialista”. La fórmula es inobjetable, pero deja abierta la pregunta, ¿cuáles son los principios humanistas y los valores socialistas? La Constitución de Cuba prohíbe hoy, ejemplarmente, la discriminación por orientación sexual o identidad de género (Artículo 42), como parte de la lucha contra toda forma de opresión que es principio básico de la lucha por el socialismo. Pero hay que recordar que por años se asumieron a nombre de la revolución y de los valores socialistas posiciones muy lejanas de esta perspectiva, posiciones homofóbicas, que debilitaron a la revolución, hicieron más difícil su defensa y más fácil el trabajo de sus enemigos y políticas. Y posiciones, y esto es lo fundamental, que eran criticadas por revolucionarios dentro y fuera de Cuba. Foros más abiertos al debate, la discusión y la asociación hubiesen permitido corregir estos errores más rápida y plenamente y hubiesen fortalecido la revolución.

17. Por tanto, es necesario dejar atrás la práctica de criminalizar la expresión de opiniones críticas o divergentes. Para abrir ese espacio de debate bastaría, para empezar, con un cumplimiento estricto de las disposiciones de la Constitución adoptada en 2019. De igual forma, es necesario discutir y aprobar nuevas leyes de prensa y asociación que amplíen los espacios de expresión en el seno de la revolución. La violación de derechos por fuerzas del orden, reconocidos en parte por portavoces del gobierno, deben ser investigados y sancionados. Es urgente sancionar cualquier violación de las disposiciones constitucionales, como las incluidas en el Artículo 51, afirmar el derecho de Habeas Corpus recogido en el Artículo 96 y garantizar el ejercicio del derecho a reparación o indemnización por daños resultantes de acciones indebidas por “directivos, funcionarios y empleados del Estado”, reconocido en el Artículo 98 [2].

18. Lo que aquí señalamos se apoya en una larga experiencia histórica y tampoco es nuevo. La lealtad, que la Constitución afirma, a las ideas de Marx y Lenin debe corresponder una lectura y recuperación tanto de la letra como el espíritu de textos de Lenin como Estado y revolución y sus contribuciones al final de su vida al alertar contra el problema y peligro de la burocracia en el estado revolucionario. Lenin fue, precisamente, el primero en hablar de “estado obrero con deformaciones burocráticas” que era necesario combatir. El peligro de la burocratización para los procesos revolucionarios ya está planteado en los textos de Marx sobre la Comuna de París y sobre las medidas que tomó para asegurar el control de los representantes y oficiales de la Comuna por los representados (elección, revocabilidad, tope de salarios, etc.).

19. Recordemos unas palabras muy duras de una implacable luchadora socialista y marxista, Rosa Luxemburgo: “Sin elecciones generales, sin una irrestricta libertad de prensa y reunión, sin una libre lucha de opiniones, la vida muere en toda institución pública, se torna una mera apariencia de vida, en la que sólo queda la burocracia como elemento activo. Gradualmente se adormece la vida pública, dirigen y gobiernan unas pocas docenas de dirigentes partidarios de energía inagotable y experiencia ilimitada. Entre ellos, en realidad dirigen solo una docena de cabezas pensantes, y de vez en cuando se invita a una élite de la clase obrera a reuniones donde deben aplaudir los discursos de los dirigentes, y aprobar por unanimidad las mociones propuestas…”. Palabras duras y quizás injustas, en la medida que se dirigían a los Bolcheviques en 1918, pero advertencia válida sobre el peligro real que señalan. Hay que mirar sin miedo las instituciones de la revolución (sindicatos, CDRs, federaciones, órganos de poder popular, etc.): ¿cuántas y en qué medida han perdido su “vida” interior y en qué medida se han convertido en una “apariencia de vida”? ¿Cómo pueden renovarse? Ese es el debate necesario. La Constitución cubana afirma en su Artículo 101 que “los elegidos tienen el deber de rendir cuenta de su actuación periódicamente y pueden ser revocados de sus cargos en cualquier momento.” ¿Cuánto corresponde esto al funcionamiento real, y no solo formal, de los cuerpos electos de gobierno? Es una discusión necesaria.

20. La Constitución señala en su Artículo 55 que “Se reconoce a las personas la libertad de prensa. Este derecho se ejerce de conformidad con la ley y los fines de la sociedad. Los medios fundamentales de comunicación social, en cualquiera de sus manifestaciones y soportes, son de propiedad socialista de todo el pueblo o de las organizaciones políticas, sociales y de masas; y no pueden ser objeto de otro tipo de propiedad. El Estado establece los principios de organización y funcionamiento para todos los medios de comunicación social”. De igual forma el Artículo 56 señala que “Los derechos de reunión, manifestación y asociación, con fines lícitos y pacíficos, se reconocen por el Estado siempre que se ejerzan con respeto al orden público y el acatamiento a las preceptivas establecidas en la ley”. En ambos casos se reconocen importantes derechos, cuyo ejercicio queda sujeto a disposiciones fijadas por ley. Es urgente revisar esas leyes, en la perspectiva de ampliar el espectro de voces que participan en el debate sobre el futuro de la construcción del socialismo en Cuba.

21. No quepa duda: el imperialismo, y el bloqueo, buscan destruir todo lo que Cuba tiene de admirable. Intentan evitar que se demuestre la superioridad de una economía planificada sobre los desastres de la competencia capitalista. Pero esa superioridad tan solo podrá desplegarse en la medida que se combine con formas de participación democrática. Menospreciar lo segundo sería decir que la preocupación por la democracia no tiene espacio en la revolución. Eso sería hacerle un gran servicio al imperialismo.

Notas

[1] Textualmente: “ARTÍCULO 18. En la República de Cuba rige un sistema de economía socialista basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción como la forma de propiedad principal, y la dirección planificada de la economía, que tiene en cuenta, regula y controla el mercado en función de los intereses de la Sociedad.” Más adelante: “ARTÍCULO 20. Los trabajadores participan en los procesos de planificación, regulación, gestión y control de la economía. La ley regula la participación de los colectivos laborales en la administración y gestión de las entidades empresariales estatales y unidades presupuestadas.”

[2] Citamos los artículos mencionados: “ARTÍCULO 51. Las personas no pueden ser sometidas a desaparición forzada, torturas ni tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes”; “ARTÍCULO 96. Quien estuviere privado de libertad ilegalmente tiene derecho, por sí o a través de tercero, a establecer ante tribunal competente procedimiento de Habeas Corpus, conforme a las exigencias establecidas en la ley”; “ARTÍCULO 98. Toda persona que sufriere daño o perjuicio causado indebidamente por directivos, funcionarios y empleados del Estado con motivo del ejercicio de las funciones propias de sus cargos, tiene derecho a reclamar y obtener la correspondiente reparación o indemnización en la forma que establece la ley.”

Contribución al debate sobre las elecciones del 2020 en Puerto Rico

 
 
 
 

[1] Cualquier intento de abordar el tema electoral en Puerto Rico desde la perspectiva socialista debe empezar por señalar los límites del proceso electoral en el país. Es importante reconocer las amplias restricciones que impone el estatus colonial a la hora de desarrollar una política nacional. Esto, además, acentuado en tiempos de la Junta de Control Fiscal.

[2] Tomando en cuenta estos límites, también sabemos que el proceso y la política electoral concentra gran parte de la discusión política de la isla, y que en la legislatura se debaten y se aprueban leyes que afectan la vida de la mayoría trabajadora. Además, una parte importante de las imposiciones coloniales (como la propia JCF y sus medidas) son avaladas por los partidos que han dominado el país, y no desafiadas en el único espacio de política representativa que permite el estatus colonial. Definitivamente, no se puede optar por la indiferencia ante el proceso electoral. Por eso, es un espacio de lucha en el que los socialistas pudieran intervenir, de considerarlo oportuno, y que sería un espacio en el que se podría llegar a una parte considerable de la población. En lo que sigue, explicamos por qué Democracia Socialista ha optado por llamar a votar por Victoria Ciudadana.

[3] El contexto histórico actual de Puerto Rico es el de una crisis económica y estructural profunda que estalló en el 2006. Este derrumbe, que representa la crisis del Estado Libre Asociado y de sus débiles bases económicas, ha conllevado, también, la crisis de los partidos tradicionales gobernantes, el Partido Popular Democrático y el Partido Nuevo Progresista. Si bien es cierto que hay diferencias entre ellos, se puede hablar de estos como representantes de los mismos intereses y de una misma ideología: ambos partidos, desde la segunda mitad de la década del 1980, han internalizado y representan en Puerto Rico las políticas del capitalismo neoliberal, es decir, las políticas que privilegian el mercado, la privatización, el achicamiento del aparato público y la reducción de la intervención estatal en la economía.

[4] Este proceso neoliberal en Puerto Rico es parte de la reconfiguración económica que tiene el capitalismo a nivel mundial. Los procesos de privatización y eliminación de derechos económicos no son exclusivos de Puerto Rico. Sin embargo, la condición colonial de la isla los magnifica. Cuando Estados Unidos o Europa sufren un catarro, los países pobres, explotados y colonizados sufren de pulmonía.

[5] Con el neoliberalismo como pretexto ideológico se han privatizado servicios importantes del país, se han despedido a más de 30 mil empleados públicos, se han aprobado golpes patronales contra los derechos adquiridos por la clase trabajadora, todo esto, no para mejorar la economía, sino para debilitar a la clase trabajadora en la correlación de fuerzas, favoreciendo de manera atropellada al capital y a sus ganancias.

[6] El modelo neoliberal profundizó la crisis en Puerto Rico: implica el aumento en las ganancias de algunas corporaciones y el empobrecimiento acelerado de la mayoría de la población de Puerto Rico. Estas contradicciones producto de la crisis no han sido ajenas a la mayoría del país. Cada año, el bipartidismo pierde apoyo en el pueblo, pierde votos, pierde afiliados. En ese sentido, existe un espacio para un movimiento distinto, que participe de las elecciones pero que no se limite a ellas, un movimiento que se posicione contra la ideología neoliberal y que aliente a la lucha en la calle. Existe, por lo tanto, la posibilidad de tener una intervención socialista efectiva en el proceso electoral.

[7] Pero, ¿qué significa intervenir como socialistas en la política electoral? La pregunta no se puede responder fuera de contexto. En distintos momentos en la historia de Puerto Rico, han existido partidos socialistas o que se proclamaban socialistas, como el Partido Socialista de la primera mitad del siglo XX y el Partido Socialista Puertorriqueño que participó en dos ocasiones del proceso electoral (aunque su historia rebasa lo electoral). En un momento, el Partido Independentista Puertorriqueño se acercó también a un discurso socialista. El discurso socialista no es un fenómeno nuevo para la política electoral en Puerto Rico.

[8] Entre los principios programáticos de Democracia Socialista se encuentra la propuesta de un “programa de transición”: “No podemos conformarnos con reformas a la sociedad existente, por un lado, ni con declaraciones revolucionarias abstractas, por otro. Las grandes mayorías aprenden a cuestionar la sociedad existente y descubren su capacidad para transformarla a través de la experiencia y la práctica propia. Para guiar tales experiencias se necesita elaborar y difundir un programa de transición, que sea comprensible a las grandes mayorías con su nivel de conciencia actual, pero que les permita descubrir los límites que el capitalismo coloca a sus aspiraciones de bienestar”.

[9] De poco vale vociferar a favor del derrocamiento del estado capitalista si no se puede ser capaz de movilizar a grandes mayorías. Pero sería todavía más peligroso caer en posiciones reformistas, que se conformen con cambios ligeros en la sociedad. En esto recae la importancia de la organización socialista y del programa de transición, que es necesario articular e impulsar, siempre con el objetivo revolucionario como brújula.

[10] Reconocemos que algunas personas optarán por el boicot electoral. El boicot electoral pudiera ser una expresión colectiva de descontento y rechazo ante el bipartidismo y las políticas neoliberales que impulsan. Pudiera ser, también, un rechazo a la institución del gobierno colonial en su conjunto. Sin embargo, nuestro objetivo, como revolucionarios y revolucionarias, no es dejar en récord nuestro rechazo a las instituciones existentes. Nuestro objetivo es atraer a sectores cada vez más amplios al cuestionamiento y rechazo de esas instituciones. Como planteaba Lenin, mientras no podamos remplazar esas instituciones por otras más democráticas debemos usarlas para presentar, impulsar y difundir nuestras ideas y programas. Una parte sustancial de nuestro pueblo, y del pueblo trabajador en particular, participa de una manera u otra en el proceso electoral. Por tanto, debe ser también un terreno en el que presentemos nuestras propuestas y debe ser un objetivo elegir socialistas a puestos electivos, desde los cuáles, en constante contacto con las luchas fuera de legislatura, puedan contribuir al proyecto socialista. Consideramos que la participación electoral, en lugar del boicot, es la forma más apropiada de participación en el momento actual. Añadimos que las campañas de boicot electoral en Puerto Rico han resultado inefectivas. Un boicot requiere de un trabajo organizativo real. En pocas ocasiones se logra articular una campaña masiva de boicot. Muchas veces el boicot no deja de ser más que un acto individual que se lleva a cabo el día de las elecciones. Nada indica que el caso será distinto en las elecciones de 2020. El alcance de un boicot en este contexto, por lo tanto, es limitado. Por eso, lo descartamos como una opción a seguir.

[11] Somos independentistas y socialistas. Como organización socialista recién nacida intentamos reclutar a personas que estén de acuerdo con nuestra Declaración general y estén dispuestos organizarse según nuestro reglamento. Sin embargo, entendemos que, en el momento actual, existe en Puerto Rico un sector cada vez más amplio que está abandonando los partidos tradicionales de la burguesía en Puerto Rico (el PPD y el PNP). Pierden fe, respeto y lealtad a esos partidos. Cuestionan sus estilos y muchas de sus políticas. Muchos asumen o simpatizan con posiciones progresistas sobre la protección del ambiente, el derecho a la salud y la educación y otros temas. Están abiertos y están buscando nuevas alternativas políticas. Sin embargo, en este momento, la gran mayoría no va a ingresar a organizaciones socialistas o independentistas. Para impulsar nuestras ideas tenemos que de manera transparente, abierta y leal plantear que junto a esos sectores estamos dispuestos a construir un nuevo movimiento político, con proyección electoral, con un programa claramente definido, comprometido con el pueblo trabajador, la lucha contra todas las formas de opresión, la protección del ambiente y la descolonización. La construcción de tal movimiento sería un extraordinario paso al frente en el desarrollo político de nuestro pueblo.

[12] Reconocemos que el Partido Independentista Puertorriqueño tiene muchas candidatas ycandidatos buenos. Su programa, además, tiene muchos puntos de contacto con las propuestas que entendemos se deben impulsar. Representan un rechazo al bipartidismo y a las políticas neoliberales. Entendemos por qué personas progresistas y socialistas apoyarán, con buenas razones, al PIP y a sus candidaturas. El PIP juega un rol meritorio e importante al representar la perspectiva de la independencia en el proceso electoral. Nosotros y nosotras, que somos independentistas, no dejamos de reconocerlo. Pero el PIP, por sus políticas cerradas y a menudo sectarias, ha sido incapaz de integrar a sus filas a la mayoría del independentismo en Puerto Rico. Más importante aún, el PIP ejerce poca atracción sobre los sectores cada vez más grandes que se separan del PPD y el PNP, que buscan nuevas opciones, pero que en este momento no se identifican como independentistas. En varias elecciones consecutivas, este partido histórico no ha logrado mantener su franquicia electoral por vías del apoyo recibido en votos para sus candidatos a la gobernación. Con algunas excepciones, han tenido mejor éxito para lograr que sus candidatos por acumulación entren a la legislatura. En el 2020, como máximo, podrán elegir a una Senadora y a un Representante, ambos por acumulación. Creemos que lo pueden lograr, y queremos que lo hagan. Pero esto por sí solo es insuficiente para empezar a cambiar el juego político en Puerto Rico.

[13] La mayoría de la militancia de Democracia Socialista (previo a su creación) apoyó la fundación del Partido del Pueblo Trabajador en el 2010 y llamó a integrarlo y apoyarlo en las elecciones del 2012 y el 2016. El PPT funcionaba como un movimiento político amplio que, aunque participaba de las elecciones, no se limitaba a ellas. Bajo el lema “en la calle y en las urnas”, también tenía un programa que impulsaba la consciencia de clase, la militancia, las luchas de la clase obrera, las luchas feministas y LGBT+, la lucha ambiental. Sin ser un partido revolucionario, era un partido progresista, que, en la práctica, se entendía que representaba precisamente un programa de transición. Sin embargo, luego de dos elecciones, y aunque aportó a la discusión pública en una serie de temas de importancia, se reconoció que no fue capaz de aglutinar una parte considerable del descontento real y creciente en contra del bipartidismo y de las políticas neoliberales. Los resultados electorales fueron reflejo del aislamiento social en un sentido amplio de la izquierda revolucionaria, por un lado, y de la lógica particular de la competencia electoral, por el otro, en la que factores como la “utilidad” del voto son decisivos y donde las lealtades cambian en momentos muy excepcionales, como nos parece es el momento actual.

[14] Al interior del PPT, reconociendo estas limitaciones, y luego de una serie de discusiones y asambleas, se decidió participar en la fundación de un movimiento nuevo, con diversos sectores e individuos, con un programa similar al PPT pero que fuera más amplio. Esta tarea recorrió varias etapas, distintos nombres y la entrada y salida de muchas organizaciones, pero desembocó, finalmente, en la creación del Movimiento Victoria Ciudadana.

[15] Victoria Ciudadana es un conjunto de personas de diferentes perspectivas, preferencias de estatus y experiencias de luchas que se ha unido sobre la base de un programa mínimo, conocido como la Agenda Urgente. La Agenda Urgente, aunque todavía no se ha desarrollado como programa de gobierno, coincide con las ideas fundamentales del programa del PPT. Algunos de los elementos de esta agenda son:

•  ​combatir las políticas de austeridad impulsadas tanto por los gobiernos PNP-PPD como por la Junta de Control Fiscal
•  ​desafiar a la Junta de Control Fiscal y PROMESA
•  ​luchar para auditar y anular la deuda de Puerto Rico
•  ​defender las pensiones de los retirados
•  ​defender el presupuesto de la UPR y de las escuelas públicas del país
• ​luchar por un desarrollo económico sostenible que incluya el desarrollo de la agroecología
•  ​detener y revertir privatizaciones de servicios esenciales como educación y producción de energía
•  ​movernos de forma inmediata a fuentes de energía renovable
•  ​atacar de frente la corrupción prohibiendo la puerta giratoria, combatiendo la impunidad, eliminando el financiamiento privado de las campañas políticas, entre otras medidas
•  ​impulsar una reforma electoral que democratice nuestro sistema político (segunda vuelta, proporcionalidad, permitir alianzas, entre otras)
•  ​implantar una reforma laboral que restituya y amplíe derechos a la clase trabajadora, tanto del sector público como privado
• ​promover la organización de los trabajadores del sector público y privado
• desarrollar un verdadero proceso de descolonización del país que sea transparente, vinculante y por consenso, a través del mecanismo de la Asamblea Constitucional de Estatus

[16] Conviene subrayar el doble aspecto de este programa: permite buscar el apoyo de amplios sectores de nuestro pueblo, más allá de los sectores independentistas y socialistas, a la vez que constituye un desafío radical a las políticas dominantes en Puerto Rico. Generalizar este programa e implantarlo sería un paso al frente extraordinario en nuestro desarrollo político. Por ejemplo: poner en práctica la disposición de la Agenda Urgente que plantea terminar el financiamiento por el pueblo de Puerto Rico de la Junta de Control plantearía un enfrentamiento con ese organismo y con PROMESA.

[17] En ese sentido, creemos que, en el terreno electoral, Victoria Ciudadana es el proyecto que tiene la capacidad de desafiar el estado actual de la política en Puerto Rico dado que no hay otra opción en estas elecciones que pueda atraer un número significativo de personas bajo un programa en contra de las políticas neoliberales y que sea capaz dar un golpe definitivo al bipartidismo corrupto y colonial.

[18] Reconocemos los retos y debilidades de este movimiento. Como institución, no ha contado con la movilización deseada en las distintas luchas del país (lo que no quita la participación de sus militantes más progresistas, muchos y muchas siendo ya figuras públicas y conocidas). Por otro lado, es un movimiento heterogéneo, en el que, a pesar de su Agenda Urgente, coexisten visiones ideológicas dispares y en ocasiones contradictorias. Pero esa heterogeneidad y amplitud también son su mérito. Victoria Ciudadana cuenta con una gran cantidad de candidatos y candidatas de una trayectoria y militancia reconocida, y con mucha gente joven o nueva a la política que va en el camino correcto de la lucha y del desafío a la sociedad actual. En todos los distritos se pueden identificar personas progresistas capacitadas para retar la política neoliberal y contribuir al desarrollo de resistencias que favorezcan cambios en la correlación de fuerzas. Como socialistas, consideramos importante estrechar lazos y vincularnos con estas personas, sin negar nuestras ideas, ni tampoco imponerlas.

[19] Por todas estas razones Democracia Socialista favorece apoyar a Victoria Ciudadana en las elecciones de 2020. Reconociendo sus limitaciones, entendemos que Victoria Ciudadana es el proyecto que, en el momento actual, mejor permite impulsar nuestras ideas y, junto con personas de distintos trasfondos, rechazar el bipartidismo y el neoliberalismo. Es un espacio en el que podemos ir adelantando nuestro programa y nuestras ideas, entrar en contacto con distintas personas, hacer escuchar nuestras voces e incluso impulsar a nuestros candidatos y candidatas. Hacemos un llamado a unirse a los comités regionales del movimiento o a los comités de campaña de las figuras que más se acercan a nuestra tendencia programática para fortalecer el movimiento y defender los principios esbozados en la Agenda Urgente.